Conexión entre la leyenda de Fura y Tena y las esmeraldas

29 may 2023

Es imposible hablar de esmeraldas sin mencionar la leyenda de Fura y Tena, la historia del nacimiento de estas piedras preciosas. Si bien esta gema se formó a partir de berilo en presencia de cromo y hace millones de años cuando una parte de la tierra se enfrió y algunos minerales formaron cristales, para los Colombianos, esta gema tiene otro origen y se relaciona con sus antepasados indígenas.

¡Quédate para conocer esta fascinante historia!

¿Quiénes son Fura y Tena en la mitología?

Según la mitología, Fura y Tena fueron creados por el dios Are, para ser una hermosa pareja humana y tener una vida feliz, sin dolores, enfermedades ni muerte a cambio de respetarse el uno al otro y ser siempre fieles.

Pero la atracción de Fura hacia Zerbi, un joven que buscaba la joya de la eterna juventud, la hizo seducirlo y desobedecer el mandato de Are. Cuando regresó a casa, Tena se dio cuenta del engaño al ver cómo era castigada con la vejez y la enfermedad.

Tena no pudo soportar el dolor de la traición y acabó con su vida, Fura lo sostuvo en sus brazos y lloró desconsoladamente durante 8 días mientras sus lágrimas se convertían en joyas. Pasada una semana, el dios Are tomó dos piedras que estaban cerca de ellos y los convirtió en dos grandes montañas separadas por un río.

¿Quienes son Fura y Tena en la mitología? - ENIGMA Joyería

Fura y Tena: Esmeraldas

Las esmeraldas más grandes y más valiosas del mundo llevan el nombre de Fura y Tena, en honor a la leyenda que cuenta el origen de esta piedra preciosa. Fueron encontradas por el zar de las esmeraldas en Colombia, Víctor Carranza, en las entrañas de la cordillera en el municipio de Muzo, Boyacá.

La más grande, Fura, es de 11.000 quilates y pesa más de 5 libras. Es la más voluminosa, hasta cinco veces más grande que la exhibida en el Museo Real de Viena, pero su color verde no es tan intenso, se asemeja al matiz de un limón.

Por otro lado, Tena, de tan solo 2.000 quilates, tiene una tonalidad intensa y oscura, es precisamente su color verde lo que la hace la más valiosa del mundo de la joyería.

Ambas están en bruto, es decir, sin tallar. Su precio es desconocido, solo se sabe que se pueden tasar en millones de dólares.

El origen de las esmeraldas en la Leyenda

En el altiplano cundiboyacense nació la leyenda de Fura y Tena, la pareja de indígenas que como consecuencia a la desobediencia, la traición y el incumplimiento a los mandatos del dios que les dio la vida, Are, fueron castigados con la enfermedad y la muerte. Las esmeraldas provienen de las lágrimas de Fura a causa de la muerte de Tena. Son el fruto del dolor y la traición, siendo parte de los mitos y leyendas de Muzo.

Las esmeraldas en la cultura Chibcha

Para esta cultura prehispánica, el mundo se dividía en: supramundo (arriba), inframundo (abajo) y el mundo de en medio (donde están los humanos). El inframundo es verde y para ellos ese era el valor de la esmeralda, cuyo color simbolizaba el agua, la fertilidad y la fuerza.

El museo de la esmeralda 

El Museo Internacional de la Esmeralda (MIE) ubicado en Bogotá, Colombia, fue fundado el 22 de octubre de 2008 con el fin de impulsar el conocimiento y promover el desarrollo y estudio de las esmeraldas y las artes con las que esta pudiera estar involucrada.

Documentan colecciones que reflejen la vida y complejidad de la formación de las esmeraldas. Posee réplicas de minas de esta gema, una muestra en bruto y por supuesto, una tienda de joyas con esmeraldas como pulsera, aretes para mujer, collares, entre otros

Legado cultural y simbólico de las esmeraldas en la leyenda de Fura y Tena

Situados en los municipios de San Pablo de Borbur, Pauna y Muzo en el occidente del departamento de Boyacá, Colombia, se encuentran dos cerros conocidos como Fura y Tena, en representación a los protagonistas de la leyenda indígena que relata el origen de las esmeraldas, y separados por el río minero Guaquimay como símbolo de la separación a la que se vieron sometidos por la desobediencia de Fura hacia los mandatos del dios Are.

Para los indígenas Muzos, estas montañas eran consideradas el lugar para el culto donde sus dioses se asentaban y les hacían altares para sacrificios.